RAMÓN BERMÚDEZ OBREGÓN, UN ARQUITECTO QUE ENTIENDE EL SITIO Y SUS CONDICIONANTES URBANAS.

RAMÓN BERMÚDEZ OBREGÓN, UN ARQUITECTO QUE ENTIENDE EL SITIO Y SUS CONDICIONANTES URBANAS.

Arquitecto de la Universidad de los Andes en 2007, con Especialización en estrategias de vivienda mínima (2009, ETSAM de Madrid - ICHAB). Ha desarrollado contenido para publicaciones de arquitectura, trabajos académicos y artículos de investigación. Ha sido jurado de taller y conferencista en universidades como UPC de Barcelona en el laboratorio de Vivienda del SXXI de Josep Maria Montaner, la ETSAM de Madrid en el Master of Collective Housing (MCH) de la unidad Herreros, en la Universidad de Cornell, taller Bogotá de Julián Palacio, la ETH de Zurich como jurado de fin de semestre en el taller de Marc Angelil y al colloquium del ISTP también de la ETH Zurich.

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¿Quién es Ramón Bermúdez?

Soy un arquitecto graduado de la Universidad de los Andes y tengo estudios en Historia y Geografía. Viví en Madrid trabajando en el Estudio Herreros, una oficina con la cual nos ganamos el concurso del Centro de Convenciones de Bogotá en asocio con la oficina en ese momento de mi padre Daniel Bermúdez. Y posteriormente me convertí en socio de Bermúdez Arquitectos junto con mi hermano Diego Bermúdez y mi padre.

¿Cómo llega a trabajar con el arquitecto español Juan Herreros y en la actualidad cuál es su labor en ese estudio?

Yo llegue a Estudio Herreros en el peor momento, en la crisis económica de España en el 2008. Tuve la suerte de conocer a Juan Herreros por medio de otra persona con la que trabajaba en Barcelona en ese momento, y fue después de un tiempo que me vinculé con el Estudio donde estuve por casi 6 años; vine a Bogotá como representante de ellos en el papel de interlocutor en la obra del Centro de Convenciones. Actualmente seguimos teniendo mucho contacto, somos amigos.

Cuéntenos un poco sobre su experiencia en el concurso para diseñar “Ágora”, el Centro de Convenciones de Bogotá.

Yo estuve desde el momento en el que se leyeron las bases hasta que se terminó el edificio; fueron 8 años en los cuales estuve presente en todo el proceso de principio a fin. La sociedad entre mi padre y Estudio Herreros se gestó a través mío para adoptar lo mejor de los dos mundos. Un arquitecto internacional y un arquitecto local tuvieron la suficiente capacidad técnica para desarrollar el proyecto.

¿Cómo fue pasar de la propuesta a la construcción del Centro de Convenciones? ¿Hubo algún cambio?

El proyecto sufrió cambios, pero el espíritu se mantuvo durante todo el proceso. El proyecto tuvo dos características: se ganó con un dólar muy bajo y apenas comenzamos el proyecto el dólar se disparó, eso hizo que se complicara el proceso de diseño, tocó hacer varios cambios de espacios, el auditorio inclinado del último piso paso a ser plano, perdimos algunos espacios de uso, ganamos otros, hubo recortes de presupuesto que hicieron cambiar especificaciones, así que el proyecto cambio de estructura metálica a concreto en la mitad. Se dibujó barias veces, pero siempre mantuvo su misma apariencia e intención.

¿Cuál fue el principal objetivo e inspiración para llevar a cabo el diseño de Ágora Bogotá?

Fue un proyecto totalmente discutido entre los dos arquitectos Juan Herreros y Daniel Bermúdez. Se gestó muy rápidamente en una reunión en Bogotá, incluso hay un par de dibujos que se conservan y se ve la discusión que duró un poco más de una hora, donde se toman decisiones de hacer un centro de convenciones vertical, con salones uno encima de otro para liberar la mayor cantidad de espacio alrededor. Ese fue el camino que se tomó, diciendo que es un cubo de 80x80 que tiene 50m de alto, con cuatro grandes patas para bajar todos los sistemas técnicos. Esa fue la base sobre la cual se acordó trabajar, enviando información, opciones y argumentos para ir construyendo el proyecto desde Madrid a Bogotá.

¿Cómo nace el estudio Bermúdez Arquitectos?
Bermúez Arquitectos nace a partir del momento en el que se crea el proyecto del Centro de Convenciones; yo llego a Bogotá a trabajar en la obra y en otros proyectos con mi padre, comenzamos a ganar más concursos y a trabajar en conjunto. Aparece mi hermano Diego que estudió paisajismo en Estados Unidos y comenzamos a hacer proyectos juntos, nos damos cuenta de que la cosa está funcionando y que vale la pena formar un equipo que abre su panorama desde a arquitectura hasta el ordenamiento territorial, pasando por el paisajismo, el urbanismo y el diseño urbano; con el énfasis de entender que los proyectos nacen del lugar y de las connotaciones de cada sitio.

¿Cuál es la visión de arquitectura y ciudad de Bermúdez Arquitectos?

Es un conjunto de toda esa experiencia que tiene mi padre y las visiones nuevas de arquitectura, urbanismo y paisajismo que tenemos mi hermano y yo. Estamos haciendo una mezcla, entendiendo que ejercer de la arquitectura no es solo hacer un edificio bonito y ya, hacer arquitectura es intentar entender el sitio y sus condicionantes urbanas, medioambientales y paisajísticas para desde ahí, tomar decisiones que la afectan. Es una oficina que tiene mucho cuidado en el desarrollo técnico de los edificios; pues las ideas están hechas para ser construidas, nos interesa mucho el proceso técnico del desarrollo de los proyectos. Hemos desarrollando una metodología propia de coordinación técnica y de trabajo con todos los consultores técnicos para lograr la precisión adecuada y para que los proyectos sean perfectamente construibles y rigurosos en su proceso.

¿Cuál es su labor actualmente en Bermúdez Arquitectos?

Yo soy el director de proyectos arquitectónicos y representante legal suplente. En Bermúdez Arquitectos discutimos todos los proyectos, no hay ninguno que esté aislado de alguno de los tres socios.

Sabemos que participa en investigaciones sobre arquitectura y ciudad ¿Cómo define usted la ciudad de Bogotá y qué retos y oportunidades considera que enfrenta con el Nuevo POT?

Yo soy profesor de la Universidad Nacional, tengo a cargo un taller de pregrado con Sebastián Serna y tenemos una investigación sobre conjuntos cerrados, que es un tema impactante en Bogotá porque el 38% de la población Bogotana vive en conjuntos cerrados. Estamos trabajando en la investigación de cómo la arquitectura está afectando la ciudad, que tiene mucho que ver con la práctica de esta oficina, pero básicamente creemos que la arquitectura es capaz de construir ciudad y desde la arquitectura se pueden tomar decisiones para hacer una mejor ciudad.


A través de “ciudad isla” la exposición que dimos en la Universidad Nacional para hablar de los resultados del taller de pregrado, entramos en contacto con planeación y con el Consejo de Bogotá para hablar del POT, puesto que el Plan de Ordenamiento Territorial que planteaba la alcaldía de Peñalosa tenía cosas que ajustar; afortunadamente hay espacio para pensarlo otra vez, pues creemos que hay una visión del POT demasiado densa que trata de controlar y cambiar grandes pedazos de la ciudad. Creemos firmemente en un ordenamiento a escala humana y hay muchos huecos pequeños en la ciudad para construir cosas pequeñas. Estamos pensando siempre en macro proyectos, grandes barrios, grandes cambios y grandes constructoras que lo que hacen es una ciudad a grandes pedazos, convirtiéndose en un lugar poco agradable con el ser humano.

¿Cómo docente de la Universidad Nacional, qué conocimientos considera fundamentales en la formación de los futuros arquitectos de nuestro país?

Pues nosotros con Sebastián tenemos una serie de premisas para los estudiantes. La primera es “dibujar es pensar”; dibujar como sea, dibujar es hacer una maqueta, dibujar en el computador o a mano, como sea, pero dibujar mucho porque eso pone el proyecto fuera de uno, pensando en lo que está dibujando y en lo que está pasando. La segunda es “ser honesto con lo que se está haciendo”; hay que tener mucho cuidado en no engañarse con dibujos bonitos o ideas súper explosivas porque hay que ser honestos para que las cosas sean reales y claras. Por último “siempre tener la visión de aportar algo a la sociedad”; no es solamente la arquitectura por la arquitectura, un proyecto arquitectónico es una inversión económica y social tan grande que impacta al medio ambiente y tenemos que ser claros, todo lo que hacemos tiene que estar tratando de ajustar o cambiar algo que creemos que no funciona.


¿Cómo considera que es la concepción del arquitecto en la sociedad actual y qué invitación haría a los futuros arquitectos?

Es importante estar en contacto con el gremio de los arquitectos y fortalecerlo porque desde el gremio se pueden hacer grandes cosas, y lo hemos visto en épocas pasadas en donde el gremio puede generar transformación en la sociedad. Creo que los arquitectos estamos bastante relegados en nuestro papel de constructores de ciudad y de constructores de sociedad y es un espacio que tenemos que volver a ganar.