WE ARE SIZE: UN COLECTIVO DE PENSAMIENTO DE DISEÑO
René Daniels es arquitecto menor de 40 años, magister en Arquitectura y Diseño Sostenible y co fundador de WE ARE SIZE; un estudio internacional de arquitectura con sede en Bogotá que da vida a importantes proyectos, por los que ha recibido importantes reconocimientos tanto en Colombia como en otras partes del mundo.
Además, René es socio activo de la SCA BC y perteneció a la pasada Junta Directiva de nuestra sociedad.
Cuéntenos un poco sobre “WE ARE SIZE”
“WE ARE SIZE” es la evolución de mi firma anterior, es una empresa cien por ciento familiar, creada a través de una sociedad con mi esposa Elena Bayona, arquitecta interiorista de Barcelona. Juntos decidimos crear una oficina centrada en el diseño arquitectónico, en todo lo que tiene que ver con ejecuciones de diseño a cualquier escala, un poco de esto se trata “WE ARE SIZE”.
Somos un equipo capaz de adaptarse a la escala de los proyectos. Podemos ejecutar proyectos independientes de una persona o proyectos globales en donde podemos llegar a ser hasta veinte personas trabajando en diferentes áreas.
¿Qué diferencia a “WE ARE SIZE” de otros estudios de arquitectura?
Somos una empresa que vive del diseño, que piensa ciento por ciento en el diseño y lo ha establecido como una política de trabajo para llegar a la sociedad. Se podría decir que es nuestro medio de comunicación con el mundo.
Por eso, creo que lo que nos diferencia de los demás estudios, es que apostamos a hacer propuestas de diseño sin que se hayan solicitado; realizamos muchos proyectos que sabemos que alguien puede llegar a necesitar a nivel ciudad o a nivel región para luego aportar soluciones. Nos gusta ir pensando soluciones antes de que aparezcan los problemas, esto nos ha convertido en una oficina que funciona como un colectivo de pensamiento de diseño, eso para nosotros es fundamental.
¿Cuál considera que es el papel del arquitecto en la sociedad actual?
El año pasado tuve la oportunidad de asistir a charlas con el difunto y siempre querido Konrad Bruner, él decía que hay que entender que la sociedad y los arquitectos estamos fusionados de tal forma, que todo con lo que las personas interactúan día a día, pasa por las manos de un arquitecto. Yo me apego mucho al discurso de Konrad; nosotros somos una pieza que ayuda a encajar a la sociedad en los diferentes contextos. Somos profesionales con una lectura amplia de las necesidades de la ciudad y eso es lo que tenemos que llevar a nuestros clientes y a nuestros proyectos.
Esta visión del arquitecto y la arquitectura ¿Cómo se evidencia en sus proyectos?
Siempre realizamos un levantamiento general de información , en esta etapa recibimos las necesidades del cliente y hacemos un paralelo entre lo que quiere y lo que realmente necesita, intentando trasladarle lo mejor en términos de soluciones, de cualidades y calidades de materiales, de espacialidad, y de todo lo que requiera, de manera que encuentre en nuestra rama profesional un apoyo para establecer un nivel de confort adecuado para vivir, eso lo trasladamos a todas las escalas de los proyectos.
Nos llamó la atención el proyecto de los Alojamientos para las Selecciones Colombianas de Fútbol, el cual fue el resultado de un concurso nacional en el que obtuvo el primer puesto. ¿Cuál es el plus que hizo que sobresaliera entre 53 propuestas que se presentaron al concurso?
Sabemos que la lectura que le dio el jurado a nuestra propuesta estuvo enfocada sobre todo en los términos de implantación y paisajismo que presentamos. El concurso consistía en la creación de un hotel, y nuestro hotel no era un hotel, era un edificio fragmentado en cinco volúmenes que funcionaban como la mano humana, donde los tres primeros volúmenes correspondían a habitaciones y los otros dos recibían y daban acceso a todos los demás espacios, conectándose a través de una serie de caminos, arborizaciones y propuestas paisajísticas que llevaban un tema pedagógico en la vegetación propuesta.
Apostamos a que estando dentro de un parque, no podíamos hacer un edificio común y corriente e hicimos un cambio en la materialidad de la edificación. Así, en lugar de hacer una propuesta de concreto, ladrillo o pañetes, nos jugamos todo por la madera. Utilizamos mucha teoría del color, por lo que la propuesta gráficamente funcionó bastante bien, y esto era parte del discurso de pasar de espacios muy tranquilos y muy blancos, como lo eran las habitaciones, a activar a los jugadores a través de unas circulaciones de color rojo que los dinamizaran y los sacaran al campo con ganas de hacer deporte.
¿Cómo fue enfrentarse a un contexto con una relevancia ambiental y significativa para Bogotá tan grande, donde la naturaleza es sin duda la protagonista?
Fue muy bueno, ya que la razón de ser de nuestro proyecto era la forma en que se fragmentaba para respetar al entorno. El lote había sido utilizado para diferentes usos y fue recibiendo gran cantidad de escombros durante años, convirtiéndose en un suelo de relleno, así que los pocos árboles que había los respetamos fragmentando la edificación.
Finalmente, un proyecto como este, de 60.000m2, donde un porcentaje importante se lo llevan dos canchas de futbol, termina siendo de 6.000 o 4.500m2. Adicionalmente termina afectándose todo, ya que lo que se hace en términos de edificación, tiene que soportar lo que se hace en términos de paisajismo.
Este proyecto fue seleccionado en la categoría de proyecto arquitectónico en la XXIV Bienal Colombiana de Arquitectura en 2014. Sabemos que en el 2018 también fue seleccionado uno de sus proyectos en la categoría de urbanismo: la Primera Fase de la Peatonalización de la Carrera Séptima. ¿Quisiera contarnos sobre este proyecto?
En el 2018 la propuesta que se hizo para la peatonalización de la carrera séptima fue un proyecto difícil en términos del manejo, pues consistía en un fragmento muy delicado con una influencia muy fuerte en el carácter patrimonial de la ciudad.
Hicimos un trabajo coordinado con la arquitecta Jheny Nieto y juntos desarrollamos una forma de llegarle a la ciudad. Esto hacia parte de una licitación en la que no había estudios preliminares de arqueología, por lo que se trabajó una piel y se manejó como si fuera una fachada más. Se establecieron unos patrones de piso en los que la piedra cambiaba de tamaño a medida que se acercaba a algún evento o suceso en la ciudad, a alguna calle peatonal o edificio monumento.
Propusimos una fachada a la séptima peatonal y la acompañamos con una propuesta enfocada al desarrollo de los SUDS (Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible). Quisimos hacer la ciudad más permeable, alejándonos de la política de que todo espacio publico renovado tiene que tener un carácter duro, por lo que buscamos dar un proyecto diferencial a la comunidad en términos de manejo vegetal.
¿Qué representó para usted realizar un proyecto tan importante en una de las calles más emblemáticas de la capital?
Para nosotros fue muy bueno. Yo tengo mucha fuerza en mis convicciones sobre el Centro de Bogotá y sé que va a llegar a ser algo mucho más importante y cuidado de lo que es hoy por hoy. El carácter de peatonalización que tiene la Séptima debería ser trasladable a muchas otras calles, es un centro patrimonial que no está protegido del todo, que esta muy afectado por la contaminación, los buses, el desorden y el caos vehicular.
Soy una persona que desde muy pequeño vivió y trabajó en el centro, mis abuelas tenían colegios en el centro, mis padres trabajaban allí, entonces me lo conocía muy bien y fue muy gratificante devolverle algo a la zona de la ciudad en la que crecí.
Para nosotros fue muy impactante tener que tocar lo menos posible la Plaza de Bolívar, saber que estamos haciendo una propuesta de ciudad a la Plaza y que lo que hiciéramos se leyera como una extensión y una conexión de esta, que el material que se pusiera y cómo se pusiera tuviese una lectura casi que imperceptible, y que la gente lo percibiera como si siempre hubiese estado ahí. Esto fue para nosotros el éxito del proyecto.